Este moderno barrio surgió desde hace muchos años, pero realmente comenzó a cobrar dimensiones insospechadas a partir de la década de los 80 del pasado siglo XX cuando comenzaron la erigirse a un ritmo acelerado numerosas edificaciones, buen número de ellas propiedad de nuevos residentes extranjeros, complacidos por la tranquilidad y el sosiego.

Esta localidad tiene entre sus bondades la posibilidad de gozar de la incomparable brisa del mar, así como de entornos creados por la naturaleza y otros creados por la ingeniosidad del hombre siempre interesado como especie humana a mejorar constantemente sus condiciones de vida.

Pal-Mar fue objeto de un colosal impulso constructivo de todo tipo a partir de mediados de los años 90 y los planes de consolidar una hermosa zona residencial comenzaron a tomar forma desde 1996

Compañías constructoras de varias naciones europeas se encargaron de la adquisición de distintas área con el objetivo preciso de levantar modernas edificaciones con la encomienda precisa de que las mismas debían ser terminadas en breve tiempo.

La medida trajo como resultado que los nuevos residentes de Pal-Mar tuvieran el privilegio de ocupar viviendas en las que se emplearon solo materiales de primera calidad y con la excelente terminación que requieren los altos estándares internacionales del lujo moderno.

Este exclusivo barrio se transforma dada día y toda su infraestructura se ha planeado cuidadosamente, desde las avenidas y nuevas calles hasta los alrededores, todo encaminado a lograr el bienestar de pobladores y los visitantes, cuyas cifras aumentan considerablemente en la medida que se divulgan las bondades de la moderna urbanización localizada apenas a 15 minutos del aeropuerto del sur de Tenerife y de apenas 10 minutos de Los Cristianos.

Puede decirse que aspectos singulares y atractivos casi forman parte del entorno de Pal-mar y son el contraste de la montaña y la reserva natural, sitios donde en modo alguno se tolerará la concepción de nuevas construcciones.

Mientras que esta urbanización se sitúa en la extremidad de la isla y debido a ella que es incluida entre la montaña y la reserva, goza de un microclima verdadero, tiene apenas siempre cualquier viento, y ventajas de una tranquilidad formidable y de una bahía maravillosa.

La reserva natural abarca una superficie de 315 hectáreas y en la misma existe variedades de la flora indígena y de la fauna de Canaria. Este es un lugar recomendable para ir de excursión y montar a caballo por hermosos parajes donde la naturaleza ha puesto su toque distintivo.